sábado, 18 de septiembre de 2010

Nowhere

El antídoto no funcionaba, el pulso y la respiración se mantenían estables, pero aún tendrían que esperar hasta mañana para comprobar que no se levantaría, no se vestiría, no desayunaría, y no se iría a trabajar.

El virus se extendía deprisa y ya gran parte de la población salía de sus casas a las siete y media sin tener a dónde ir. El estado de excepción era inminente y el gobierno estaba decidido a utilizar la fuerza.

viernes, 23 de julio de 2010

Love is in the air

Tendré que estrujarte, apretar tu cuello, mirar fijamente tus ojos desorbitados y pedirte, una vez más, que me digas que me quieres, con esa vocecita tuya que no deja lugar a dudas.

domingo, 11 de julio de 2010

Mascota

Lo metió en la bolsa de basura, y en la esquina, donde estaba su pequeña cabecita, todavía se podía ver el movimiento de su respiración.

Después, llamó al ascensor. 

domingo, 27 de junio de 2010

Sin mirar atrás

La dejó allí tirada, sin esperar una respuesta, sin mirar atrás, riéndose a medias y pensando que ya llegaría a casa por sí misma, y después de cinco años, aún sigue mirando por la ventana, sentado en el sillón desgastado de la salita, esperando su vuelta.

jueves, 17 de junio de 2010

¿Juegas?

El juego comenzó mucho antes, antes siquiera de saber que había un juego al que jugar.

Las reglas están ahí, sólo yo las conozco, por supuesto, pero eso no quita que los demás no se amolden a ellas, puesto que eso es lo que yo quiero. Una vez que el juego está en marcha has de hacer todo lo posible para ganar, eso me lo explicaron bien, lo que no te cuentan es que los métodos a utilizar, en la mayoría de los casos, no serán los reglamentarios, tendrás que improvisar para conseguir el premio final, tú ya lo sabes.

La presa es fácilmente identificable, seguro que ya sabes quién es, pero eso es porque tú lo sabes todo, nunca lo he dudado, los demás aún se estarán preguntado de qué estoy hablando, pero eso a mí me da igual.

Y de lo que tampoco dudo es que, después, cuando todo acabe, no quedará nada, habré acabado con él, como ha sucedido con todos los anteriores, como seguirá sucediendo, quiera o no quiera, puesto que este juego, el que tú conoces, es inevitable, instintivo, es mi propia muerte. Ya sabes, sólo somos la manera de extinguirnos.    

viernes, 21 de mayo de 2010

Agenda

Levanté el auricular y el grito desgarrador sólo vino a confirmar que eran las cuatro y treinta y tres del 18 de marzo.

jueves, 13 de mayo de 2010

Dispara

- ¿Tengo que decirte mi nombre?

- No hace falta.

- Gracias.

- No es nada. 

Los pájaros echaron a volar y el bosque quedó en silencio.

lunes, 10 de mayo de 2010

Palabras que surgen de los sueños

Temo...  Temo...

¿Por qué me sorprende la palabra? ¿Quizá por la inconsciencia del sentimiento que me perturba? Puede ser. No lo sé.

Me despierto, y escribo esa palabra que me resume tan bien.

Temo al caos, a la revolución que provocaría tu presencia, temo la realidad que cada noche golpea el corazón inerte, anhelante y cansado de promesas de verdad. Temo la alegría, al fin.

Este temor que lo inunda todo es lo inherente, la única verdad que hay en mí.

¡Qué triste! Temer perderte y por ello no conseguirte. Pura contradicción.

Me instalo en la desesperanza como en un sillón viejo y desgastado, y no me levanto, y no lucho, porque el estar de pie es el caos, la pérdida de ese algo que me sienta tan bien.

La tristeza de mi ser es el escudo que me protege de todo lo que deseo, sin él quedaría desnudo, y también temo al frío de esa desnudez, como temo todo lo que implicase tenerte.

Le añado la a y resuelvo el enigma: el temo se transforma en te amo, y el te amo nunca deja de ser el temo, y la verdadera existencia es una puerta cerrada y un beso cautivo.

jueves, 15 de abril de 2010

Intruso

Descolgó el teléfono rápidamente, puesto que ya sonaba cuando salió del ascensor, y después de muchos "hola, ¿hay alguien ahí?" sintiendo que realmente había alguien ahí, colgó. No le dio más importancia. A raíz de esa llamada, cada día, cuando salía del ascensor, ya oía el timbre del teléfono sonando imparable, y digo imparable porque si no lo descolgaba, sonaba y sonaba, y volvía a llamar, una y otra vez hasta que, por cansancio, terminaba descolgándolo. Ella misma se extrañaba de no tener fuerzas ni decisión para desconectar definitivamente el teléfono, pero la curiosidad podía con ella. Esperaba que algún día, la persona que estaba al otro lado, dijese algo, lo que fuese, ya daba igual, lo único que buscaba era una voz, una palabra.

Ya eran tres meses los que habían pasado desde la primera vez, y esa tarde se extrañó cuando salió del ascensor. El teléfono no sonaba. Pensó que por fin había terminado la pesadilla, y que nunca conocería a la persona que se escondía al otro lado del aparato. No sabía si era la pena o el alivio lo que predominaba, pero sacó las llaves, dejó el bolso en la cama, y se olvidó del asunto. Aunque no por mucho tiempo, porque después de la ducha, de la cena, y una vez sentada en el sofá, a la espera de la serie de los miércoles, cogió el teléfono y marcó las teclas que le permitirían hacer una llamada a la última persona que le hubiese llamado a ella, y cuando sonó el primer tono, una música, procedente de su habitación, la dejó helada.

martes, 6 de abril de 2010

Rutina

Bajó la vista ante la mirada acusadora de su madre. Le riñó y le obligó a limpiar el baño, como siempre hacía. Después le puso la cena en la mesa y lo comió todo mientras veía los dibujos en la tele. Sabía que a la mañana siguiente, cuando despertase, el cuerpo del niño en la bañera ya no estaría allí.

jueves, 28 de enero de 2010

Plan imperfecto

La agarró fuerte, forzando la posición, y consiguió atarla a la cama mientras ella se resistía y cuando la tuvo a su merced le pegó, fuerte, en la cara, en el cuerpo, con la mano abierta, no quería dejarle demasiadas marcas.


Ya la había encontrado desnuda, así que todo fue mucho más fácil. Con el primer mordisco ella intentó gritar, pero la mordaza se lo impedía. A él le puso más cachondo y los mordiscos, sin llegar a hacerle sangre, le dejaban cada vez marcas más profundas en las que se adivinaba una dentadura imperfecta.

Ella ahogaba los gritos, arqueaba el cuerpo, se resistía, haciendo que la cuerda que la mantenía presa apretara cada vez más su cuerpo. Era una intrincada disposición de nudos que recorrían su piel y la inmovilizaban por completo.

Abrió el paquete de cigarrillos que había en la mesilla y cogió uno, lo encendió dando una bocanada que le llenó los pulmones de un humo delicioso. Cuando la brasa estaba aún incandescente la posó en un pecho desnudo y el olor a carne quemada inundó la habitación poco a poco, mientras el cuerpo de ella se llenaba de topos rojos y desagradables.

Gracias a la atadura que había practicado tantas veces pudo darle la vuelta sin más problemas, y una vez boca abajo se ensañó en las nalgas con los dientes, haciendo que ella dejase escapar lágrimas de aceptada sumisión.

Tiró de una cuerda y ella no tuvo más remedio que subir la grupa de forma que él tuvo un acceso privilegiado a su ano, por donde introdujo toda una serie de objetos que fue encontrando por la habitación.

Cuando se disponía a penetrarla doblemente llamaron a la puerta, y con una rapidez insospechada él desató un nudo y se desataron todos, se puso una camiseta y un pantalón corto, y fue a abrir la puerta.

- Hola, los niños ya han merendado en el Burguer King, pero no tenían ganas de ver la película, así que los he tenido que traer. ¿Ha llegado Marga del trabajo?

- Sí, está en la habitación, ahora sale.

Y Marga, con una bata de seda que dejaba poco que ver, salió de la habitación con el rimel corrido y una sonrisa en los labios, y los niños corrieron hacia ella gritando “mamá”.

martes, 19 de enero de 2010

Familia

Tengo que reconocer que si hubiese sabido que estabas allí nunca lo hubiese hecho, pero ahora me alegro de que lo sepas, al fin y al cabo lo hice por ti, en realidad no había otra razón.

Lo que no llego a entender es por qué no me lo dijiste, por qué has esperado tanto tiempo, por qué, aún sabiéndolo, te acercaste a mí y me diste el pésame, por qué viniste a casa aquella noche y me besaste, por qué has seguido besándome todo este tiempo, por qué me follas cada noche y me declaras tu amor, una y otra vez.

Sólo espero que entiendas, ahora que ya lo sé, que no deberías saberlo, y que ese café que acabas de tomar será el último trago que bebas, y que el beso que me diste esta mañana, será el recuerdo que me acompañe.

Tu hermano no lo entendió, pero tú me conoces mucho mejor, y sé que no me odiarás por ello.

No te voy a mentir, no te voy a decir que te quiero, pero te echaré de menos.