martes, 19 de enero de 2010

Familia

Tengo que reconocer que si hubiese sabido que estabas allí nunca lo hubiese hecho, pero ahora me alegro de que lo sepas, al fin y al cabo lo hice por ti, en realidad no había otra razón.

Lo que no llego a entender es por qué no me lo dijiste, por qué has esperado tanto tiempo, por qué, aún sabiéndolo, te acercaste a mí y me diste el pésame, por qué viniste a casa aquella noche y me besaste, por qué has seguido besándome todo este tiempo, por qué me follas cada noche y me declaras tu amor, una y otra vez.

Sólo espero que entiendas, ahora que ya lo sé, que no deberías saberlo, y que ese café que acabas de tomar será el último trago que bebas, y que el beso que me diste esta mañana, será el recuerdo que me acompañe.

Tu hermano no lo entendió, pero tú me conoces mucho mejor, y sé que no me odiarás por ello.

No te voy a mentir, no te voy a decir que te quiero, pero te echaré de menos.

No hay comentarios: