martes, 26 de mayo de 2009

¡Átame!

Después de tres días apenas podía moverse, se había quedado anquilosado, ¡y sólo en tres días! Tendría que empezar a hacer deporte cuando todo esto acabase. Y todo por una frase de mierda en el momento más inoportuno. ¡Joder! ¿Cuándo coño va a soltarme?

“Cariño, por favor, de verdad que lo siento. Perdóname. Te juro que no pensaba cuando dije eso”.

sábado, 23 de mayo de 2009

0 - 0

Ramón arranca por la derecha, se encuentra con Albero y Soria, intenta irse de los dos pero Soria la echa fuera. Saque de banda.

Lorenzo la saca rápido para Josele, y éste conecta con Tacho que se adentra en el área y chuta con todas sus fuerzas, ¡¡¡¡huyyyyyyyyyyyyy!!!! Ha estado a punto, la cabeza ha tocado el larguero y hay que cambiarla. Por cierto, Marinelli, ¿qué opina del partido que estamos viendo?

viernes, 22 de mayo de 2009

Baby

Sólo dejó de llorar cuando lo estampó contra la pared.

jueves, 21 de mayo de 2009

Déjame que te deje tenerme pena

Era ya tarde pero ella seguía allí, esperando que se desmoronase, aguantando estoicamente el momento de dolor que llegaría. Lo miraba con pena, como se mira a un condenado, una cadena perpetua de sufrimiento que apenas había comenzado.

Él, mientras tanto, se regodeaba en su papel de víctima, sintiéndose a gusto en todo momento, poniendo las caras adecuadas, el rictus esperado, la mirada perdida. La muerte de su esposa había sido algo inesperado para todos, salvo para él.

Llegó el momento, por fin comenzó a llorar. Ella se acercó y lo abrazó con fuerza, sintió su cuerpo caliente y se puso cachondo, buscó su boca como en un acto desesperado, y fue correspondido. No esperaba menos, su táctica había vuelto a funcionar.

viernes, 15 de mayo de 2009

El hijo del amor

Nueve meses había tenido que esperar, pero ya quedaba poco para cumplir su sueño, pronto lo tendría entre sus brazos y podría verle la carita. El parto había sido complicado, al final tuvieron que dormirle y hacerle la cesárea, estaba agotada y sus ojos se cerraban, pero aún no lo habían traído, le estaban haciendo pruebas, eso le decían. También le dijeron que se había agarrado a ella, que no quería salir, y entonces aún le quiso más, porque él ya le quería sin conocerla, sin haberla visto nunca. Era su mamá y siempre lo sería. ¡Cómo deseaba tenerlo ya entre sus brazos!

Al cabo de un rato entró la enfermera, una señora agradable y charlatana que siempre conseguía sacarle una sonrisa. No habló demasiado, ni siquiera hubo sonrisa, pero le dio igual, traía en sus manos a su hijo, su cosita, su tesoro, su bichito, su corazón. Cuando se lo puso entre los brazos sintió un escalofrío de placer.

Y era precioso, un bebé realmente precioso, con sus ojitos amarillos, y la garra que abrazaba su dedo y lo cogía con fuerza, las escamitas verdes alrededor del ombligo, y la pequeña lengua viperina que sacaba cuando bostezaba. Se enamoró de él al instante.

jueves, 14 de mayo de 2009

Cadena perpetua

Cada noche la condena eterna, la tortura infinita. Las pesadillas son recurrentes, y ya apenas duerme, pero no hay escapatoria, él lo sabía inevitable, por eso su último deseo: "quiero que sueñes conmigo".

Suicidio

Era su cumpleaños. Yo le decía, antes de que soplara las velas, que tenía que pedir un deseo, pero yo lo oía claramente: “quiero que sueñes conmigo”. Entonces nos acostábamos y nos debíamos dormir porque recuerdo que volaba con él, a su lado. Hasta que llegó un momento en que volaba yo sola, él ya no estaba, y yo sentía una inquietud, un desasosiego enorme, y miraba hacia abajo, buscándolo. Y entonces fue cuando me despertaron con el timbre.

El policía la miraba comprensivamente, asintiendo con la cabeza. Se dio la vuelta y le dijo a los del 061: “Es la mujer. Creo que está en estado de shock, dice que ha soñado con él”.

martes, 12 de mayo de 2009

On ice

Se tumbó, y permaneció tanto tiempo allí que hizo un agujero y cayó al agua.

martes, 5 de mayo de 2009

Para siempre, jamás

La frente apoyada contra la ventana, los ojos enrojecidos, el Dr. Simon mira el sol que se levanta sobre la ciudad. No puede dormir, no puede llorar, no puede olvidar, es imposible que su vida vuelva a ser como antes. No después de saber que Ella ya no volverá. Porque aunque siempre hay una posibilidad de retorno, sabe que esta vez no será así.

Se sienta en el sillón que hay frente a la ventana y siente que, como su vida, él tampoco será el mismo nunca más. Sin Ella nada será igual. Vendrá el caos, la confusión, el miedo…Todo lo que pensaba que había sido desterrado de su interior volverá, se instalará en él y no desaparecerá jamás.

¿Por qué tuvo que decírselo? Podía simplemente haberse marchado, pero tuvo que decirle que se iba con otra persona, “alguien que me hará feliz”, eso dijo. ¿Quién le iba a hacer más feliz que él? La adoraba, la idolatraba, su vida le pertenecía … Cómo podía pensar que otra persona la iba a hacer más feliz si su felicidad era la prioridad de su vida. Seguía sin entenderlo y ya habían pasado varias horas desde que se lo había dicho. Sabía que por mucho tiempo que pasase nunca lo entendería.

Nunca había sufrido el sentimiento de pérdida. Nadie le había abandonado. A ratos piensa que no debería estar comportándose así, que es una persona adulta, autosuficiente, respetada, que estas cosas se deben llevar con más entereza, que no debería haber llorado, que no debería estar compadeciéndose de sí mismo, que estas cosas no le pasan a las personas como él. Pero otros momentos se enciende y se enfada, y sus venas se hinchan, y su corazón se dispara, y se le nubla la vista y todo se oscurece ante su furia.

El Dr. Simon se levanta y hace una llamada. No tarda mucho, se vuelve a sentar, el sol ya calienta y se encuentra a gusto mirando por la ventana. Como si fuese una televisión grande que le mostrase lo que fue, lo que debería haber sido, lo que tuvo y ahora no tiene. Él había pensado que sería para siempre. “Para siempre”, qué fácilmente nos engañamos. La vida que habían compartido había tenido de todo, pero él, en su ignorancia, creía en el “para siempre” que había surgido en su cabeza. ¿Qué había hecho mal?, ésa era la pregunta que retumbaba en su interior una y otra vez. A lo mejor la había querido demasiado, a lo mejor se había confiado tanto de su amor que no había visto que Ella necesitaba más, que Ella quería más. Ahora ya es tarde, Ella se ha ido y el vacío que siente dentro de él no se llenará fácilmente. Pensar que Ella ha estado en los brazos de otro le come por dentro. Así que desecha esa idea, no quiere pensar en eso. No puede pensar en eso.

Llaman a la puerta. El Dr. Simon se levanta y abre. Entran personas que gritan, que le dicen que se tumbe, que ponga las manos en la cabeza, que no se mueva…..Están todos nerviosos. Muy nerviosos. El Dr. Simon se tumba en el suelo y pone las manos como le dicen, alguien se pone encima de él, lo cachea y le esposa las manos a la espalda. Después lo levantan entre dos. Dos personas vuelven de la habitación, la cara triste y desencajada, el ánimo hastiado. Está muerta, dice uno. Estrangulada. El Dr. Simon pensaba que no podría volver a llorar. Se equivocaba.