lunes, 24 de noviembre de 2008

Evaluación profesional

El anuncio decía: “Se necesitan peones para fábrica, llamar al 666666666 “. La llamada era obligada, pero cuando terminó de marcar, la voz del otro lado le sorprendió: “Los que estéis dispuestos a morir, llamad al número 666666669. Los que estéis dispuestos a matar, llamad al número 666666665”.

Entendió que morir era más fácil y eligió matar, aunque tampoco estaba demasiado seguro de ser capaz, pero ahora mismo un trabajo era un trabajo.

Le mandaron una carta con la lista de las personas a las que tenía que eliminar. Sólo había tres nombres, tres personas desconocidas necesarias para conseguir su objetivo. Las dos primeras fueron presas fáciles, gente de costumbres arraigadas. La última, aquella mujer de largas piernas, fue un poco más complicada. No tenía hábitos constantes, y tuvo que recurrir a la improvisación por mucho que la odiase. Un día, de vuelta a casa, allí estaba él, esperándola, y cuando sacó el arma en el ascensor, ella sólo dijo: “Así que elegiste matar”.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Léete "El club de los suicidas" de Stevenson, viene al pelo. :-)

Beso

Anónimo dijo...

Buen relato corto cargado de humor y surrealismo.