martes, 23 de diciembre de 2008

Roja Navidad

El rojo contrastaba con el blanco puro de la nieve. La escena no tenía sentido, pero no había ninguna duda, estaba muerto.

Los que llegaron respondiendo a la llamada, y los que lo hicieron por curiosidad, lacrimeaban en silencio. La desilusión era plausible, y, poco a poco, se fueron a sus destinos familiares para contar la mala noticia.

Pensaron que se había caído, por la profundidad a la que el cuerpo estaba sumergido en la nieve. No había ni rastro del trineo o de los renos. Era muy desconcertante, ¿por qué no habían vuelto a buscarlo?

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