Se vestía lentamente, aún le temblaban las piernas.
Era ya la cuarta vez en el mismo día y seguía queriendo más, seguía necesitando más. Mientras se subía las medias recordaba como se adaptaba perfectamente a ella, como la envolvía de una forma especial, su tacto, su delicadeza. La había hecho sentir especial, y eso la excitó, la cautivó de inmediato. No pudo evitar mirarse en el espejo y admirar su cuerpo, una mirada lasciva, una lengua juguetona.
Salió de allí, sólo quedaba el último trámite: "¿En efectivo o con tarjeta?".
jueves, 11 de diciembre de 2008
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