viernes, 23 de enero de 2009

1 de Mayo

La Celebración era esa noche y sólo faltaba su sección por elegir. Habían quedado después de comer para la votación y todas lo tenían bastante claro, así que sólo hubo un nombre común a todas las papeletas.

Ya por la noche acorralaron a su presa como leonas hambrientas, y ella, como corderito asustado, se dejó engañar.

En el muelle de carga, todo preparado, habían dispuesto unos palés como altar improvisado, y todas las secciones estaban ya presentes.

Comenzaron los de bazar, por lo visto el elegido era sobrino de un jefazo. En cultura, la chica había batido todos los records de ventas; y la de textil se había tirado al jefe.

Las cajeras habían votado a la chica perfecta, ésa que cualquier jefe quiere tener a su cargo. También con ella siguieron el ritual: las manos y las piernas atadas en cruz, y sus compañeras, una por una, hundiendo su cuchillo en carne.

La primera se acercó lentamente y clavó el cuchillo en aquel cuerpo perfecto, que emitía aquellos gritos perfectos, y un montón de cables salieron de su cuerpo, y una risa perfectamente perversa anunció un futuro más humano.

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