Cuando vi tu aliento sobre su pecho me estremecí de placer. Nunca antes una situación tan excitante, nunca antes una desconocida en nuestra cama. Nuestras miradas prendidas en el espejo, ella con una sonrisa burlona, y yo, un poco asustada.
El mordisco me despertó, la sonrisa seguía allí, el hilillo de sangre recorriendo mi torso.
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2 comentarios:
Me alegro de verte vivita y coleando (en el blog, en la vida lo imagino) y escribiendo terror.
Un beso gordo,
Alicia
Gracias, Alicia, yo también me alegro de verte.
Un beso.
L.
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