jueves, 14 de mayo de 2009

Suicidio

Era su cumpleaños. Yo le decía, antes de que soplara las velas, que tenía que pedir un deseo, pero yo lo oía claramente: “quiero que sueñes conmigo”. Entonces nos acostábamos y nos debíamos dormir porque recuerdo que volaba con él, a su lado. Hasta que llegó un momento en que volaba yo sola, él ya no estaba, y yo sentía una inquietud, un desasosiego enorme, y miraba hacia abajo, buscándolo. Y entonces fue cuando me despertaron con el timbre.

El policía la miraba comprensivamente, asintiendo con la cabeza. Se dio la vuelta y le dijo a los del 061: “Es la mujer. Creo que está en estado de shock, dice que ha soñado con él”.

4 comentarios:

Viktor dijo...

Bueno, creo que sería justo que reconocieras públicamente tu fuente de inspiración. :-)

Es broma. Yo lo había imaginado de otro modo, mucho más cruel: una maldición gitana, una conjura. El único modo de sobrevivirse, convertirse en una pesadilla. El ansia de pervivencia es tal que no se duda en atormentar al amado con la propia imagen. Variantes de las relaciones de poder que siempre constituyen el amor.

Besos.

Alicia dijo...

Yo lo había planteado (no llegué a escribirlo) más en la línea de Viktor, como el último deseo de un condenado a muerte.
Pero tu idea es más original ;-)

Besos.

Viktor dijo...

El condenado, en mi esquema, es el superviviente: larga enfermedad, abnegada dedicación, cuidados que se prolongan por meses, el vislumbre de una liberación sentida con culpabilidad, y entonces, en el preciso instante de la separación, la frase de la maldición. Que significa "no te librarás de mí, no quiero que te libres, porque sólo voy a ser ya eso: un sueño recurrente, una pesadilla". Una metáfora de la angustiosa realidad de ese monstruo que la literatura ha alumbrado y nosotros hemos asumido, confundidos (pero voluntariamente confundidos) con su piel de corderos: el Amor Eterno. Como la Vida Eterna, las cosas que no acaban son el verdadero castigo, la verdadera anomalía, el verdadero infierno.

Besos.

Cruella dijo...

Yo tenía las dos versiones, pero me pareció más divertida la primera. Aunque supongo que da para más historias, incluso algunas de amor verdadero. ;-)

Gracias por vuestros comentarios.

Un beso.

Pd: Lo reconozco, por supuesto. :-)