jueves, 21 de mayo de 2009

Déjame que te deje tenerme pena

Era ya tarde pero ella seguía allí, esperando que se desmoronase, aguantando estoicamente el momento de dolor que llegaría. Lo miraba con pena, como se mira a un condenado, una cadena perpetua de sufrimiento que apenas había comenzado.

Él, mientras tanto, se regodeaba en su papel de víctima, sintiéndose a gusto en todo momento, poniendo las caras adecuadas, el rictus esperado, la mirada perdida. La muerte de su esposa había sido algo inesperado para todos, salvo para él.

Llegó el momento, por fin comenzó a llorar. Ella se acercó y lo abrazó con fuerza, sintió su cuerpo caliente y se puso cachondo, buscó su boca como en un acto desesperado, y fue correspondido. No esperaba menos, su táctica había vuelto a funcionar.

3 comentarios:

Viktor dijo...

Demasiado explícito, demasiado informativo: una narración demasiado mascada. Pierde toda la crueldad, así, y toda la fuerza.

Siempre es más o menos lo mismo: tienes que confiar en el lector.

La situación que describes, por otro lado, no es tampoco extremadamente interesante, y sí muy cotidiana (o al menos, bastante manida en literatura), así que puedes salvarla sólo siendo más cruel. Si no, se queda en una especie de cotilleo sin mayor trascendencia.

Trata de hacerlo sólo con una frase. Si encuentras la frase apropiada, añádele, sólo si lo consideras conveniente, un par de ellas más, con detalles oblicuos y un poco cabrones. Tendrás el relato, y podrás prescindir de este "informe".

Pista: ojos, mirada, clara, muy clara primero, se empaña por las lágrimas, el cadáver de la esposa, emborronado, el rostro de ella, se aproxima, los ojos se cierran, beso. Los ojos se han de cerrar para besarse, porque el rostro es demasiado próximo como para enfocarlo. A las lágrimas suceden los ojos cerrados. En mitad del beso, los ojos se abren: el cadáver sigue allí. Ojos cerrados de nuevo, nos sumergimos otra vez, y ya para siempre, en el beso. O tal vez no.

"Su táctica había funcionado". Acabar así el relato es absurdo. ¿Qué importa si había o no funcionado, si era una táctica o no? ¿Se trata de dejar claro al (estúpido) lector que el doliente es un malvado y/o un asesino? ¿Y?

No sé, así contado me parece una especie de monserga moralista o relato policiaco sin intriga. Del otro modo, sin posicionarse, centrándose en el instante del "derrumbamiento" y en la alternancia entre el cuerpo vivo y el cuerpo muerto, se deja al lector sacar sus propias conclusiones.

Pero ésa es mi opción, por supuesto. No tienes por qué compartirla.

Besos.

Cruella dijo...

"Se le llenaron los ojos de lágrimas, pero los tuvo que cerrar para besarla. Sólo un instante los abrió para cerciorarse de que el cadaver era real, y volvió a sumergirse en el beso eterno".

¿Algo así?

Creo que la crueldad me ha abandonado momentáneamente.

Me vuelvo a la cama, un beso.

Viktor dijo...

No, eso no es cruel, es hasta tierno. Pero, bueno, mejor que la versión original.

Besos.